Costa
Rica es uno de los mejores destinos del mundo para celebrar
lunas de miel y para vivir un viaje ligado a la naturaleza. De hecho, atesora
varios premios, como el Primer lugar en “mejores
destinos de vida silvestre” según Fox News o uno de los “24 mejores lugares del mundo
para ir de luna de miel”. Además, y a modo de anécdota, ocupa el primer lugar en
el ranking como país más feliz de Centroamérica y también del mundo, según
Travel Channel. Que no es poco.
Es un destino responsable y sostenible con el
medio ambiente. De hecho, atesora una porcentaje importante de la
biodiversidad mundial en relación al poco espacio que ocupa. Cuenta con
infinidad de espacios protegidos, programas de recuperación de especies y
reservas naturales donde la fauna y la flora son las auténticas protagonistas.
Pero Costa Rica es mucho más que ecoturismo. También hay espacio para el turismo
de aventura,
para el turismo rural y el de bienestar. El de eventos y convenciones ha sufrido
un auge importante en los últimos años, al igual que el de sol y playa. Tanto
en la Costa del Pacífico como en la del Caribe podemos
encontrar playas paradisíacas en las que descansar o practicar surf sobre las mejores
olas. Es un magnífico destino también para los amantes del buceo y la pesca
deportiva y, como no, para los amantes de gastronomía. Costa
Rica es… ¡Pura
vida!
Valle Central
La zona del Valle Central es donde se
concentra la mayor población del país. De hecho, aquí se encuentra la capital, San
José,
donde vive o trabaja la mitad de la población de Costa Rica. No es la única
ciudad de la región, también se encuentran en este Valle Central ciudades como
la de Alajuela, a las puertas del Volcán de Poás, y también Heredia
y Cartago,
la primera ciudad fundada por españoles.
San José, como capital que es, acumula un gran
atractivo por
su fusión entre ciudad próspera y auténtica, entre los edificios comerciales y
las viviendas tradicionales. Es recomendable moverse
por la ciudad a pie, caminar por sus calles siempre que tengáis tiempo y fuerza
para ello. En caso contrario, la mejor opción es el autobús, porque conducirpor San José es una ‘misión
imposible’.
Fue fundada en torno a 1736 y, como dato curioso, en 1884 se convirtió en la
tercera ciudad en el mundo en tener electricidad, por detrás de Nueva
York y París.
Durante los paseos, hay varios lugares que os tenéis que apuntar como imprescindibles.
Una de ellas es el Teatro Nacional. Es el edificio más
representativo de todo el país y la joya de los costarricenses. De estilo neoclásico
en el exterior y de una profunda belleza el interior. De hecho, el visitante
corre el peligro de quedarse hipnotizado admirándolo y dejar a un lado el
espectáculo que en él se esté representando.
Otro de
los los emplazamientos que hay que visitar es el Mercado
Central.
Es un tanto laberíntico, pero paseando por sus callejuelas os sentiréis como un
‘tico’ más. Hay de todo, desde comida, ropa, flores y seguro que hasta remedios
para todos los males. Es uno de los lugares más baratos para comer, pero eso sí, no
busquéis souvenirs aquí porque no los hay. Si os perdéis, no os preocupéis, al
final acabaréis encontrando la salida.
En San José también se puede pasear por el Paseo
Colón o el Parque Central. Cuenta con zonas peatonales, como la Avenida Central, donde
podréis realizar las compras que queráis.
En cuanto al Valle Central, cuenta con el volcán
más visitado de todo el país: el volcán Poás, en Alajuela. Es el más concurrido
porque llegar hasta él no es tan complicado como a otros y ofrece grandes
atractivos. Está activo aunque hace más de 60 años que no entra en
erupción,
tiene senderos que permiten bordearlo y es accesible para toda la familia. Está
dentro del parque natural que lleva su nombre y da la oportunidad al visitante
de contemplar su riquísima fauna y su flora. Pero no es el único
volcán. Hay más. Los más destacados son los de Braulio
Carrillo, Irazú y Turrialba.
Precisamente entre los lugares imprescindibles para visitar en el
Valle Central se encuentran Turrialba y el Valle de los
Santos,
donde os podréis perder entre cafetales. Aquí se cultiva gran parte del café
mundial y seguro que en alguna ocasión lo habréis probado sin saberlo.
Pacífico Central
La zona del Pacífico Central es un magnífico
compendio entre playa, surf y naturaleza. Es quizás el lugar en
el mundo en el que muchos ansiamos jubilarnos, con buen clima y un paraje sin
igual. Las tres ciudades más importantes son Quepos, donde os recomendamos
pasear por su puerto deportivo, Jacó, a donde
peregrinan miles de surfistas y mochileros cada
año, y Puntarenas, la ciudad portuaria.
En cuanto al clima, en esta región llueve más que en otras zonas
del país,
una circunstancia que posibilita que aquí podamos visitar alguno de los parques
nacionales más
espectaculares del país, donde se reproducen las colonias de especies
protegidas como el mono tití o el guacamayo rojo. Los más destacados son
el Parque Nacional de Carara y el de Manuel Antonio, en el que se pueden
avistar con frecuencia iguanas, monos y también los famosos perezosos. Pero no
todos los parques naturales son en tierra. Hay dos que especialmente llaman la
atención.
El primero es el Parque Natural Marino Ballena, un gran refugio para
corales, ballenas jorobadas, delfines y también tortugas. El segundo es si cabe
más singular, porque se encuentra en una isla: Isla
de Coco.
Es Patrimonio Natural de la Humanidad y cuenta con colonias
infinitas de tiburones martillo y mantas. Se encuentra a unos 500 kilómetros del
continente, pero si en vuestro viaje hay tiempo suficiente, es un destino que
no os dejará indiferente.
En
cuanto a las playas, en el Pacífico Central se encuentran algunas de las más
famosas por sus condiciones para hacer surf. Boca
Barranca, Doña Ana o Playa Hermosa están consideradas algunas de las mejores
para la práctica de este deporte. En esta zona del país se celebran con frecuencia pruebas y
eventos deportivos.
Al margen de las playas os recomendamos que visitéis Tárcoles. El pueblo en si no es
una atracción turística, pero sí que representa la puerta
de acceso a alguno de los lugares más mágicos de la región. Nos gustan
especialmente la catarata Manantial de Agua Viva. Es la más grande del
país y vale la pena visitarla. Muy cerca de la catarata encontraréis una
atracción con cocodrilos. También es muy recomendable acercarse si viajáis con
niños, porque es una experiencia única.
Por último, destacar que la zona de Manuel Antonio se ha erigido como
la mejor zona gayfriendly de Centroamérica. Las playas son espectaculares, los
hoteles también y hay muy buen ambiente.
Pacífico Sur
Una de las maneras más comunes de acceder a la zona del Pacífico
Sur es
hacerlo en coche desde San José y
para ello hay que cruzar el Cerro de la Muerte. Es una carretera que impresiona por
sus acantilados y sus paisajes, pero que puede convertirse en una
auténtica complicación si las condiciones meteorológicas son adversas, así que os
recomendamos encarecidamente que consultéis la previsión del tiempo antes de
salir. La ciudad más grande de la zona es San
Isidro de El General, una ciudad de edificios de pocas alturas, con las fachadas
pintadas de colores y con comercios con grandes letreros. Sobresale su iglesia,
una de las más bonitas de todo el país.
En cuanto a qué ver en la zona de Pacífico Sur, podemos comenzar con las Cataratas
de Nauyaca,
muy cerca del pueblo de Platanillo, en el río Barú. Es tan
solo un ejemplo, pero por esta región abundan y son todo un espectáculo. Lo que
abunda también es la naturaleza bien conservada. Se puede hacer ecoturismo por
el Humedal SierpeTérraba, la Reserva Forestal Golfo Dulce, la
Reserva Biológica de Isla del Caño o el Parque Internacional de la Amistad. Es el espacio
protegido más grande de Costa Rica y continúa en Panamá. Es aconsejable ir con
un guía, porque los senderos son limitados y el riesgo de perderse es alto.
Donde no
os perderéis seguro es en San Gerardo de Rivas. Es el punto de partida
para iniciar una de las excursiones más espectaculares que se pueden hacer en
Costa Rica. Para los más aventureros os proponemos un reto: subir a la cumbre
de Cerro Chirripó de 3820 metros antes del amanecer y mirar hacia el este. Es una ruta que
se suele cubrir en tres días, pero os aseguramos que si lo conseguís nunca
olvidaréis cómo sale el sol en Costa Rica.
Esto, en la cordillera de Talamanca, una de las 4 que
cruzan el país, pero en la costa podéis optar por tumbaros y disfrutar las
playas, por hacer surf o por pasaros un día de aventuras practicando la pesca
deportiva libre. Aquí se puede pescar libremente pero siempre con
responsabilidad y respetando la sostenibilidad del ecosistema. Los lugares
indicados para hacerlo son Puerto Jiménez, Golfito y
también Zancudo. Eso sí, evitad en esta zona los meses de septiembre a
noviembre, que son los peores para la pesca.
Para los amantes de la playa, el sol y el descanso, las playas de Dominical
Piñuela, Playa Platanares y la playa de Zancudos son las mejores.
Para los que opten por el surf, sin duda el destino perfecto es Pavones, uno de los mejores
lugares del planeta para surfear.
Por último, un apunte más, para los que viajan con la maleta vacía para
llenarla en su destino. Vuestro lugar es Golfito, un centro comercial
exento de impuestos. Eso sí, no os olvidéis de conseguir la TAC -la tarjeta de
autorización de compras- un día antes de ir. Podréis gastar 1.000 dólares por
persona. ¡Suerte!
Llanuras del Norte
La estrella de esta zona del país es, sin duda, el Volcán
Arenal,
que cubre un área de 33 kilómetros cuadrados. Lleva activo desde 1968 y ofrece un
doble escenario espectacular. Por un lado un espacio frondoso, rico en vegetación
y en fauna silvestre. Por otro, una zona arisca y dura, fruto de las continuas
erupciones, pero que ofrece una panorámica increíble, porque si subís al Cerro
Chato podréis
contemplar el lago que hay en el interior con un agua de color turquesa que no
existe en ninguna otra parte del planeta. Otro de sus mayores atractivos es
contemplar cómo expulsa lava de noche o aprovechar sus aguas
termales para
relajarse.
La zona de la Llanura Norte es la región ideal
para los amantes de los deportes de aventuras. Hay espacios destinados a
hacer senderismo entre parajes vírgenes. También existe la opción de tirarse
en tirolina, hacer montañismo por las cordilleras
de Guanacaste y Tilarán o rafting y barranquismo en los ríos de la zona. En estos
ríos, por ejemplo, son muy numerosas las cataratas. Algunas superan los 60
metros de altura, como las del río San Carlos.
Precisamente,
el río San Carlos es, junto a otros como el de Peñas
Blancas, Toro, Puerto Viejo y Sarapiquí los mejores ríos para hacer un buen
descenso en rafting gracias a sus aguas
bravas. Al mismo tiempo, suponen centros de investigación científica y dan
asilo a algunas especies endémicas que están en peligro de extinción.
Hay una especie que está siendo especialmente cuidada en la última década,
el Guacamayo Lapa Verde, una de las especies de guacamayo más bella gracias a sus
colores. Por eso, fue presa de los cazadores furtivos que han estado cerca de
acabar con la especie. Y hablando de animales, los amantes de la prehistoria
tienen una parada obligada en la reserva de Caño
Negro,
donde se encuentra el prehistórico pez Gaspar, un auténtico fósil
viviente.iente.
Caribe
La vertiente caribeña de Costa Rica contrasta con la
Pacífica. Aquí la vida es más lenta, se perciben con claridad las raíces
africanas y
también las caribeñas para crear un ambiente único. La ciudad más importante es
la ciudad de Limón. A pocos kilómetros se encuentra la población de Moín y aún más al norte,
está Parismina. Se trata de un pueblo de pescadores que nos hará retroceder en
el tiempo varias décadas. Como en el Parque Nacional de Tortuguero, del que hablaremos un
poco más tarde, aquí también desovan las tortugas, pero sin la
muchedumbre que se acumula en el Parque Nacional. Para que os hagáis una idea,
en Parismina principalmente desova la tortuga laúd -entre febrero y octubre-
y las tortugas verdes, que lo hacen entre junio y octubre.
En cuanto al Parque Nacional de Tortuguero, es el criadero
por excelencia de la tortuga verde y permite a los miles de turistas que
viajan hasta aquí cada año contemplar sin molestar y siempre respetando las
distancias de seguridad, cómo las tortugas salen del agua, recorren unos metros
sobre la arena hasta que, extenuadas, ponen todos sus huevos antes de volver al
mar. El Parque Nacional ofrece la posibilidad de participar
en labores de voluntariado, y es una opción más que interesante para mezclar turismo y
solidaridad. No es el único lugar donde poder ayudar, en Playa
Chiquita hay un centro de recuperación de especies donde los niños podrán
descubrir aspectos desconocidos sobre muchos animales.
Otro de los destinos a tener en cuenta es el Refugio
Nacional de Vida Silvestre Barra del Colorado. Es muy famoso porque aquí se practica la
pesca deportiva del róbalo. Los amantes del surf cuentan aquí con un
bastión muy singular: la playa de Talamanca y su Puerto
Viejo.
La playa ofrece a los surfistas buenas olas y buen ambiente y el Puerto Viejo
de Talamanca, una vida nocturna muy animada.
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